Entrevista con el profesor Henryk Skarzynski

El profesor Henryk Skarzynski como un laureado del plebiscito los Hombres de la Libertad en la categoría Ciencia

Veo un progreso enorme
“Los Hombres de la Libertad se eligieron, como en las elecciones del 4 de junio del 1989, por los votos de los polacos para representar el éxito polaco en varios campos” – subrayó el Presidente Bronislaw Komorowski durante la ceremonia de anunciar los resultados del plebiscito de la televisión TVN y el periódico “Gazeta Wyborcza” los Hombres de la Libertad. En la categoría “Ciencia” ganó el profesor Henryk Skarzynski. “Estoy muy agradecido de que los científicos se hayan encontrado entre las personas excepcional que aprovechan la oportunidad de hallarnos donde queremos estar, de hacer lo que podemos y mostrar lo que sabemos hacer. Creo que mucha gente ha aprovechado esta oportunidad y va a constituir un buen símbolo de Polonia en el mundo. Les agradezco mucho a los que votaron por nosotros los científicos, porque eso demuestra que habíamos logrado mucho” – dijo el profesor Skarzynski. ¿Cómo ve los efectos de los cambios en Polonia durante los últimos 25 años? Lo explica en una entrevista para “Oigo”.

Oigo: ¿Es la libertad esencial para la ciencia?
Profesor Henryk Skarzynski: Sí. La falta de la libertad puede obstruir el progreso, el desarrollo de los estudios, y, al final, destruir lo que hemos logrado. Por eso durante la gala me referí a los nombres de dos médicos increíbles. Al final del siglo XIX Franciszek Ksawery Jawdynski realizaba en Varsovia operaciones oncológicas que no realizaba en el mundo nadie más. Sin embargo, durante aquellos tiempos Varsovia era una ciudad de provincia de la Rusia zarista. El doctor Jawdynski no logró mucho éxito y hoy en día poca gente lo recuerda. Después de la segunda guerra mundial el profesor Jan Miodonski de Cracovia realizaba operaciones del campo de otocirugía que en aquella temporada realizaban pocos médicos en el mundo. Sin embargo, no pudo publicar sus resultados en el momento adecuado – no le dieron su pasaporte y por eso no fue a la convención mundial en Ámsterdam. Muchos grandes polacos estaban en la misma situación. Nosotros, por los últimos 25 años, teníamos posibilidades de trabajar y mostrar al mundo lo que sabemos. Pienso que mucha gente del mundo de la ciencia aprovechó esta oportunidad. Al mirar la totalidad de lo que pasó en la ciencia y la medicina en estos últimos 25 años, veo un progreso enorme.

O.: ¿Qué significaba para Usted la libertad en el año 1989 y qué significa ahora?
H.S.: Los hechos lo describen muy bien. Por primera vez pude ir a París en el año 1989, para conocer los métodos más recientes de curar la sordera e introducirlos en Polonia desde el año 1992. Ahora volví de Australia, del Congreso Audiológico Mundial, como un científico y médico quien elaboró e implementó el método propio de curar la sordera parcial y lo aprovechó en el tratamiento del mayor número de los pacientes. Volví con el permiso de organizar este congreso por primera vez en Polonia, después de competir con unos centros de los Estados Unidos, China y Japón.

O.: Y, ¿cómo se siente como un laureado del plebiscito los Hombres de la Libertad?
H.S.: Todavía no me lo puedo creer de que me hayan nombrado un Hombre de la Libertad. Lo que pasó es para mí una ocasión de pensar y resumir lo que logramos en los últimos 25 años en nuestro país y lo que todavía nos falta por alcanzar. A los polacos nos gusta quejarnos. Espero que gracias al plebiscito muchas personas empiecen a mirar los últimos 25 años de una manera más positiva, no sólo viendo las faltas, sino también lo que alcanzamos a hacer juntos.

O.: ¿Cómo le parece este resumen? ¿Qué logramos?
H.S.: Nuestro mayor éxito fue la entrada a la Unión Europea. Ese paso cambió nuestra situación, y también nuestro pensamiento, de una manera radical. Los polacos nos abrimos al mundo, tenemos éxito en varios campos de la vida, sabemos competir y ganar. En el mundo que conozco mejor, es decir – el mundo de la ciencia y medicina, nunca en la historia nosotros los polacos no hemos lucido más que en los últimos 25 años. En muchas especializaciones médicas hemos alcanzado a la rica Europa Occidental, y en algunas hasta hemos superado al mundo, dando a los polacos el acceso a los métodos de tratamiento más recientes, como los primeros o hasta los únicos.
Junto con nuestra entrada a la Unión aparecieron fondos. Me pregunto si los hemos aprovechado de una manera verdaderamente buena. ¿En todos los casos o en la mayoría los subsidios de la Unión Europea significaron una nueva calidad y nuevos puestos del trabajo? ¿Cuántos caminos locales se construyeron con ese dinero? ¿Y en cuántos casos de este dinero sólo se cubrieron los caminos viejos con una capa de asfalto, lo que significa que hay allí los mismos huecos que antes?
Actualmente lo más importante es aprovechar de la mejor manera los fondos europeos que quedan y que probablemente ya son los últimos. No deberíamos envidiar a los mejores que sepan multiplicarlos, ni sospechar a todos y todo que no cumplan las reglas que con frecuencia no son claras ni precisamente descritas.

O.: ¿Y las derrotas?
H.S.: La mayor derrota de los últimos 25 años, en mi opinión, es la pérdida del capital humano, sobre todo me refiero a la joven generación polaca, la más activa y emprendedora. El hecho de que vivan en distintos países y allí trabajan no es ningún problema. Lo peor es que no exista un idea cómo usar su experiencia del extranjero por el bien del país y de nuestra sociedad.
La falta de una estrategia bien pensada de educar a los jóvenes también es una derrota. Nos apuramos demasiado con la liquidación de la formación profesional, dando al mismo tiempo a la juventud una posibilidad de estudiar humanidades que son poco efectivas. Las consecuencias de este paso son fatales. Antes teníamos miles de enfermeras quienes habían estudiado en los liceos médicos. Ahora, después de la universidad, hay muchas menos y sólo un pequeño número de ellas decide trabajar en nuestro país.

O.: Es verdad que los jóvenes frecuentemente no saben encontrar su lugar en la realidad polaca. ¿Qué les aconsejaría Usted?
H.S.: Vale la pena estudiar para ganar la competencia, trabajar para adquirir experiencia. Aprovechar las soluciones nuevas y no abrir las puertas que ya están abiertas. Comunicarse con su entorno de una manera eficiente porque esto es una habilidad que tiene una influencia decisiva en el desarrollo de la sociedad contemporánea. Actuar con eficiencia sin renunciar su individualidad. Merece la pena acordarse también de que tenemos una familia que generalmente nos apoya.

O.: Desde hace 25 años las autoridades tienen problemas con la salud pública. ¿Tiene Usted alguna buena idea por hoy?
H.S.: Actualmente en el tema neurálgico que es la salud pública, el sector privado ocupa una posición significante en el uso de los fondos públicos. ¿Por qué entonces no aprovecharán estos fondos las unidades público-privadas bien organizadas? Todavía lo tememos, y es un proceso inevitable. No se puede mantener por fuerza los hospitales gigantes sin dejar de entrar al mismo tiempo al mercado de servicios médicos a una unidad bien organizada, pero muy especializada.

O.: ¿Y otros sectores? ¿Qué haría Usted de una manera diferente?
H.S.: Cuando viajo por el país, me da mucha pena ver las zonas rurales, marginadas. Creo que en vez de vender los cientos de miles de hectáreas por unas pesetas, podíamos dar una parte de estas tierras a los que vivían allí, cultivaban los campos, realizaban las cosechas por muchos años. No hubiera problemas si una parte de las acciones, por ejemplo, de las viejas granjas colectivas, las recibirían sus empleados. Muchas de estas áreas ahora no estarían desiertas, y los jóvenes formarían sus familias allí. Hoy nadie va a volver allí. Algunas regiones desiertas aún se pueden animar o desarrollar. Lo que falta es sólo una red de caminos para poder llegar allí de una manera rápida y fácil. Por ejemplo, Varsovia podría animar a Varmia y Masuria, si el viaje no duraría más de una hora y media.

O.: Al resumir, también pensamos en el futuro. ¿Qué perspectivas de Polonia y los polacos Usted imagina en los 25 años que siguen?
H.S.: ¡Eso es! Nuestra debilidad consiste en la falta de los planes reales de perspectivas. En muchos campos de nuestra vida funcionamos “de un día al otro”. Sin embargo, si no tenemos perspectivas reales para los años 2020, 2030, 2040, nosotros y sobre todo nuestros hijos y nietos vamos a pagarlo muy caro. Nuestros descendientes no se van a preguntar cuál partido gobernaba ni quién era en la oposición. Hoy no pensamos suficiente en el futuro. No peleamos sobre el modelo futuro del estado, sino sobre nuestros prejuicios y razones, a veces de poca importancia.
Estas discusiones parecen particularmente innecesarias si tenemos en cuenta el hecho de volvernos una parte de Europa de múltiples tribus. Como en todas las comunidades, habrá los que dirigen y los que son dirigidos. En el país probablemente nos quedaremos menos, pero en Europa cada vez más y ¡esto es el capital que deberíamos aprovechar!
Ni hay ninguna razón para que tengamos planes minimalistas. Hay que pensar en un papel principal en los 25 años que vienen. Si nos preparamos bien a este papel, tendremos éxito. Esta esperanza me acompañaba cuando creaba la idea del Centro Mundial Auditivo. A veces escuchaba detrás de mi espalda: “¿Por qué esta testarudez?” Entonces contestaba: “Para ganar la competencia y seguir desarrollarnos rápidamente. Si logramos abrir este centro, siempre será el PRIMER Centro Mundial Auditivo, aunque, con más tiempo, no será el único, porque en el mundo aparecerán institutos similares. Si algo funciona bien, los demás comienzan a imitarlo. Con el tiempo, pueden incluso crear algo mejor. Hay que tenerlo en cuenta – ¡después de todo, de esto consiste el desarrollo de la sociedad moderna!


Entrevista: Jolanta Chylkiewicz
Colaboración: Agata Szczygielska